σπερ γαρ τα των νυκτερδων μματα προς το φγγος χει το μεθ’ μραν, οτω και της μετρας ψυχης νους προς τα τ φσει φανερτατα πντων.

“Ciertamente, del mismo modo en que se encuentran los ojos del murciélago ante la luz del día, así se encuentra el entendimiento de nuestra alma ante las cosas más evidentes de todas por naturaleza.”

(Met. 993b 9-11)

jueves, 16 de octubre de 2014

Programa IX - 29/12/11 LA VIDA

En los programas anteriores estuvimos hablando de la muerte. El problema o misterio de la muerte, nos lleva inmediatamente hacia el problema o misterio de la vida.
El problema de la vida consiste en definir qué es la vida. Esta definición implica la definición de hombre.

Ya hablamos de la vida vegetativa, sensitiva y racional:
Vida vegetativa: abarca las funciones de nutrición, crecimiento y reproducción.
Vida sensitiva: adhiere el sistema perceptivo. Se percibe lo presente, lo distante, lo pasado y lo futuro.
Vida intelectiva: con voluntad y pensamiento.

Hay cinco características que pueden indicar la vida:
Automovimiento: aquello que tiene dentro de sí el principio de movimiento.
Unidad: la unidad de lo inerte es tan pobre, que su ruptura no implica un dejar de ser.
Inmanencia: la posibilidad de una interioridad.
Autorrealización: tendencia hacia una plenitud de desarrollo y hacia la muerte.
Ritmo cíclico y armónico: se va desplegando a base de movimientos repetidos.

Por otro lado, el misterio de la vida consiste en que es muy difícil explicar la vida. Dos medias células que independientemente no sobreviven mucho tiempo, dan lugar a un ser con pretensiones de eternidad. O, al menos, de inmortalidad.
No podemos explicar muy fácilmente la vida. El doctor Frankestein daba vida a su creación mediante electricidad. Hay algunos cuentos de Alan Poe en los que se devuelve la vida a algunas personas mediante la descarga eléctrica en algún músculo.
Tenemos un deseo de eternidad que no podemos comprender, porque todo lo captamos temporalmente. Pensamos en la eternidad como un presente que no termina. O buscamos la inmortalidad en una reencarnación constante. Pero en el fondo, sabemos que no es esto lo que queremos. Hay algo que no nos cierra. El no morir nunca es algo que tampoco nos convence del todo. Para vivir una vida dolorosa, es preferible no vivir.
La piedra filosofal. Es una solución a este deseo. Pero tiene un plus. Es fuente de vida pero, además, puede convertir en oro todo lo que toque. Los alquimistas se quemaron las pestañas buscando el secreto de la piedra filosofal, fuente de eterna juventud, pero también de felicidad, porque no basta con vivir, sino vivir bien.

Otro personaje es el Judío Errante. Una persona condenada a vivir, condenada a no morir. La leyenda hebrea dice que el judío errante era un zapatero que se rió de Jesús cuando pasó cargando la cruz. Jesús le dijo: “Caminarás”. Desde ese momento, el judío quedó condenado a caminar eternamente, sin poder morir.

Calderón de la Barca escribe en el siglo XVII La vida es sueño. En ella se narra una historia que tiene reminiscencias a una de los relatos de las mil y una noches. En esta historia, dos hermanos gemelos, hijos del rey, deben ser criados por separado. Al parecer, uno de los hermanos era bueno y el otro malo. Se debía procurar que el heredero del trono fuera el hermano bueno. Llegados ambos a la madurez, se descubre que se equivocaron de hermano. Durante una noche el padre cambia a los hermanos, sin que ninguno de los sirvientes se entere.
Al día siguiente, cada hermano reclamaba su situación anterior. Pero los sirvientes aclaraban que era sólo un sueño. Que siempre había sido príncipe el que reclamaba la cárcel; y que siempre había sido prisionero quien reclamaba el trono.


Otra obra de Calderón de la Barca es el Gran Teatro de la Vida, en la que cada personaje recibe de Dios un papel, que debe representar en la obra. La vida es como una gran obra de teatro en la que Dios es el director y cada uno de nosotros los personajes que realiza el papel.

Programa VIII: 22/12/11 LA MUERTE II. Filosofía

Antes de comenzar, dos anécdotas:

Solón, uno de los siete sabios de la antigua Grecia, lloraba la muerte de su hijo. Un amigo se acerca y le dice:
«¿Por qué lloras, si sabes que es inútil?»
«Por eso, contestó Solón. Porque sé que es inútil.»
Porque cuanto más inteligente, profunda y sensible es una persona, más probabilidades tiene de cruzarse con la tristeza. Quién está triste, se olvida de la soberbia, se ensimisma, piensa. La tristeza es hija y madre de la meditación.

Otra anécdota: cuando el filósofo Anaxágoras recibe la noticia de la muerte de su hijo; el filósofo respondió:
«Sabía que no lo había engendrado inmortal»

Desde la filosofía, ya Heráclito decía algo así: “Inmortales mortales, mortales inmortales, viviendo la muerte de aquello, viviendo la vida de aquello”. No por nada le decían el oscuro de Éfeso. Le habla a quienes son mortales e inmortales al mismo tiempo: el hombre; para decirle que hay algo de ellos que vive en la medida en que algo de ellos muere. A medida que el cuerpo va muriendo, el alma va tomando más vigor, se va haciendo más sabia, va viviendo más.

Para Sócrates, la vida virtuosa era ya un premio. Por lo tanto no era tan necesario un más allá de justicia, donde los malos sean castigados y los buenos recompensados; cosa tan contraria a lo que vemos en la vida cotidiana. Él decía que la simple vida vivida en la filosofía y en la virtud era una recompensa en sí misma.
La Apología de Sócrates cuenta el juicio en el que se condena a Sócrates. Luego de que el tribunal encontrara culpable a Sócrates, debe decidirse el castigo. Los acusadores proponen la muerte del filósofo. Éste, propone a su vez, ser mantenido por la ciudad en un cargo de honor. Al fin se decide la muerte del filósofo.
A continuación, Sócrates habla sólo a un grupo, al que él llama jueces, los verdaderos jueces:
“La muerte es una de estas dos cosas: o bien el que está muerto no es nada ni tiene sensación de nada, o bien, según se dice, la muerte es precisamente una transformación, un cambio de morada para el alma de este lugar de aquí a otro lugar. Si es una ausencia de sensación y un sueño, como cuando se duerme sin soñar, la muerte sería una ganancia maravillosa. Pues si alguien, tomando la noche en la que ha dormido de tal manera que no ha visto nada en sueños y comparando con esta noche las demás noches y días de su vida, tuviera que reflexionar y decir cuántos días y noches ha vivido en su vida mejor y más agradablemente que esta noche, creo que todos encontraría fácilmente contables estas noches comparándolas con los otros días y noches.
Si la muerte es algo así, digo que es una ganancia, pues la totalidad del tiempo no resulta ser más que una sola noche. Si, por otra parte, la muerte es como emigrar de aquí a otro lugar y es verdad, como se dice, que allí están todos los que han muerto, ¿qué bien habría mayor que éste, jueces? Pues llegar uno al Hades y dialogar allí con todos los que ya murieron, estar en su compañía, sería el colmo de felicidad. En todo caso, allí no se puede condenar a muerte.
Pero es ya hora de marcharnos, yo a morir y ustedes a vivir. Quién de nosotros se dirige a una situación mejor es algo oculto para todos, excepto para el dios.”

Platón, el discípulo de Sócrates, defiende la inmortalidad del alma en el Fedón, que es el diálogo que cuenta la muerte de Sócrates. Defiende que alma pre-existe al cuerpo y sobrevive después de la muerte. Sócrates, antes de beber el veneno discute con Simmias y Cebes acerca de la posibilidad de que el alma siga existiendo.

Aristóteles, el discípulo de Platón, decía que en realidad, el hombre es el compuesto de alma y cuerpo; que no son dos sustancias separadas, como decía Platón, sino dos co-principios presentes en una misma cosa. Si deja de existir un principio, deja de existir su co-principio. Si cuerpo y alma se separan, ya no son más cuerpo y alma. El cuerpo muerto no es cuerpo, es cadáver, es otra cosa.

Para Epicuro es más fácil. La muerte es la ausencia de vida y el hombre es un ser vivo. Entonces, no tiene sentido temer a la muerte. Cuando el hombre está porque está vivo, la muerte no está. Y cuando está la muerte, el hombre ya no está.

Boecio, un amigo de este programa, recibe en la cárcel la visita de la Filosofía, que lo va a consolar en los últimos momentos antes de recibir su ejecución. Entre otras cosas, llegan a ver la facilidad con la que se puede matar a un hombre. Basta un solo gusano para terminar con su vida.

Para Heidegger, en el siglo XX, el hombre es un ser-para-la-muerte, un ser que muere. Vivir es morir. Los vivos estamos porque todavía no morimos. Esta angustia se enfrenta aceptando que todo es nada y vamos hacia ahí.

Para Sartre, la vida es absurda. Es absurdo que hayamos nacido, es absurdo que muramos. La vida es una pasión inútil. Todo existente nace sin razón, se desarrolla por debilidad y muere por azar. Es un hecho contingente al que no vale la pena dedicarle tiempo.

Por último, dice Bendicto XVI: En presencia de la muerte es inevitable preguntarse por el sentido de la vida. En la antigüedad, el filósofo era el que sabía enseñar el arte esencial: el arte de ser hombre de manera recta, el arte de vivir y de morir. El auténtico filósofo era el que sabía indicar verdaderamente el camino de la vida.
Cuando hablamos de vida eterna, ¿De verdad queremos esto, vivir eternamente? Seguir viviendo para siempre parece más una condena que un don. Ciertamente se querría aplazar la muerte lo más posible. Pero vivir siempre, sin un término, sólo sería a fin de cuentas aburrido y al final, insoportable. Dice San Agustín: “pensándolo bien, no sabemos en absoluto lo que deseamos, lo que quisiéramos concretamente”.
Dice, también, San Pablo: “no sabemos pedir lo que nos conviene”.

Lo único que sabemos, es que no es esto. Hay en nosotros una sabia ignorancia. No sabemos lo que queremos, no conocemos la verdadera vida que deseamos, pero esperamos por el sólo hecho de que alguien nos la prometió.

Programa VII - 15/12/11 LA MUERTE I

Catálogo de los posibles destinos conforme a las distintas creencias:
Cada cultura se ha forjado la posibilidad de seguir viviendo más allá de la muerte. Y estas creencias se custodian en los mitos.
Dante
Dante viajó a través de los tres posibles destinos del hombre después de la muerte: el infierno, el purgatorio y el cielo. Todo por amor a una mujer: Beatriz. Pero no fue el único mortal que entró a los infiernos sin haber muerto. Ya mucho antes, el poeta Orfeo había encontrado la entrada al infierno y había ingresado sin haber muerto. También por amor a una mujer: Eurídice. Platón no lo quería mucho a Orfeo. Creía que era muy poco noble meterse vivo al infierno por su dama. Habría sido mejor haber muerto por ella...

Grecia
Plutón era el nombre que le dieron los romanos al dios Hades. Era hijo de Cronos y Rea, y hermano de Zeus y Poseidón. Después de haber derrocado al padre, los tres hermanos se repartieron el universo. A Hades le tocó el mundo subterráneo, el reino de los muertos. Ahí vive con Perséfone, su esposa.
Este mundo subterráneo, también llamado Hades, estaba dividido en dos regiones, Erebo, donde iban los muertos apenas morían; y el Tártaro, la región más profunda. El tártaro estaba custodiado por Cerbero, el perro de tres cabezas.
Los griegos en general creían que después de la muerte, el alma debía atravesar el rio Aqueronte. Un río lento, negro y profundo. La única manera de cruzar es en la barca de Caronte. Por cada viaje cobra un óbolo. Por eso los antiguos enterraban a sus muertos con una moneda en la boca. Otro río del infierno es el Leteo, el río del olvido.

Los seguidores de la religión órfica, una secta que seguía al poeta Orfeo, creían en la metempsícosis. Esto es la transmigración de las almas a través de los cuerpos, mejorando de vida conforme al comportamiento en la vida anterior. Es muy semejante a la creencia de los hindúes. El alma se va reencarnando hasta alcanzar el Nirvana, que es algo así como el abandono en la nada.

Thanatos es un espectro oscuro, una creatura escalofriante que suele aparecer como un joven serio, triste y melancólico, con grandes alas opacas y una antorcha encendida que usa de manera invertida sosteniéndola en su mano. Lo acompaña una sombría mariposa que nos recuerda que la belleza goza de una vida muy breve. También se adorna con una corona para demostrar su señorío sobre todo viviente. Posee dos grandes y oscuras alas y una espada afilada con la cual pone corte a la existencia. Es un dios a veces frío y distante; otras, acongojado y lloroso. Se ha limitado a ser sólo una sombra, una fuerza oculta en la oscuridad, opacado por el terrible Hades, el señor del Inframundo y de los muertos. Es hijo de Nix, la noche y hermano gemelo de Hipnos, el dios del sueño. Ambos hermanos deliberan, por las noches, quién se llevará a cada mortal. Hipnos, cuando se esconde el sol, trata de imitar a su hermano mayor, otorgando a los seres humanos la dulce embriaguez del sueño que nos interrumpe la consciencia, por unas horas, para que así descansemos del mundo que nos circunda, de nosotros mismos y de nuestros propios fantasmas, siempre que no sigan habitando nuestras pesadillas.

Egipto
Los egipcios creían que el ka es el alma que sobrevive a la muerte del hombre. Sale del cuerpo en el último suspiro. Esta parte del espíritu de los difuntos era llevado por Anubis         hasta el lugar del juicio. El corazón del muerto, símbolo de su moralidad, era pesado en una balanza junto con una pluma que representa el Maat, el concepto e verdad, armonía y orden universal. Si el resultado era favorable, el difunto era llevado ante Osiris. Si no, el corazón era devorado por Ammit, que impedía así su inmortalidad.
El difunto que era llevado ante Osiris, debía responder con las palabras aedcuadas, que estaban escritas en el libro de los muertos. Dice así:
No he mentido al tribunal. No he sido perezoso. No conozco la mala fe. No he cometido sacrilegio. No he usurpado a nadie su tierra. No he hecho llorar a nadie. No he matado. No he robado las bandas ni las provisiones de los muertos. No he cortado un canal. No he privado de su leche a los recién nacidos. ¡Soy puro! ¡Soy puro! ¡Soy puro!

El cristianismo católico no acepta el abandono en la nada del hinduísmo. Cuando se dice que el hombre es nada, es en comparación con Dios. El salmo 8 dice que contemplando el cielo y las estrellas, todo lo que existe en la creación, el hombre es nada, y sin embargo, fue creado un poco inferior a los ángeles. Para el catolicismo, hay tres posibilidades después de la muerte. Un estado temporal de purificación, que es el purgatorio. El infierno para quienes no aceptaron a Dios, y el Cielo, para quienes buscaron a Dios.

Programa VI - 08/12/11 EL SER ARGENTINO II

Decíamos que lo que vamos a buscar es la esencia del argentino. La identidad argentina. No tenemos ninguna seguridad de que la vayamos a encontrar. Pero vale la pena el intento. Tal vez la filosofía sea simplemente este intento. Como decía Aristóteles, lo importante no es la meta, sino el camino mismo.
La filosofía se nos presenta como un remedio contra el macaneo. A lo mejor podemos zafar del macaneo con el ejercicio del pensamiento. No solamente es algo simpático y cotidiano. Es importante y urgente.
El mejor modo de matar un árbol, es destruyendo sus raíces. Para conocer bien el árbol, hay que conocer las raíces. Pero las raíces no están a la vista. Hay que escarbar un poco para llegar a las raíces. Eso es la filosofía. Una búsqueda que no se queda en lo superficial. Una búsqueda que va hacia lo más hondo...
Cuando el Principito llega a la tierra, uno de los primeros personajes que encuentra es una flor. Cuando le pregunta por los hombres, la flor le responde que no se sabe nunca dónde encontrarlos. El viento los lleva. No tienen raíces. Les molesta mucho el no tenerlas.
Hay que buscar nuestras propias raíces. Qué es lo que somos se manifiesta en nuestras raíces. Si las tenemos bien fuertes y profundas, es muy difícil que el viento nos tumbe. Pero si nuestra raíz anda por arribita no más, la más leve brisa nos va cambiando de lugar.
En nuestras raíces se encuentran el gauchismo y el aborigen, el inmigrante, el ciudadano y el campesino, el criollo de la llanura, del litoral, de la pampa inconmensurable, del monte chaqueño, del calor de Santiago y de los vientos sempiternos de la Patagonia, los viñedos de San Juan y Mendoza, Salta, los Chalcaleros, los Nocheros, la Mona Giménez y Les Luthiers, el mate, la cerveza y el tereré, la taba, el sapo y el fulbito.

Tal vez, la argentinidad sea el encuentro armonioso de todo esto. No el pastiche, sino la armonía. Como el Fernet, que lleva un montón de hierbas, pero armonizadas, mezcladas, decantadas. Tal vez nos falte decantar un poco más...

Programa V - 01/12/11 EL SER ARGENTINO

Entender la esencia del ser argentino es algo muy difícil. No es una tarea de una sola noche. Hace un tiempo atrás había un programa que buscaba el gen argentino. Encontrar qué es lo que nos identifica es muy difícil, porque siempre es difícil hablar de uno mismo. Es un camino largo, que baja y se pierde.
Decía Platón que hay una íntima relación entre la ciudad y el ciudadano de esa ciudad. En la República, compara la justicia del Estado con la justicia del alma. Aristóteles muestra también en la Política la íntima relación entre el ciudadano y su ciudad. Cada uno somos reflejo de nuestro país, y el país lo construimos entre todos.

Atahualpa decía que el hombre es tierra que camina. Nuestro maestro Alberto Baretta nos decía que al nacer, como que generamos un contrato con el primer aire que respiramos y siempre necesitamos volver.
¿Qué es lo que nos identifica como argentinos?
El mate
El dulce de leche
El asado
Y todo lo que dice Bersuit...
Hay héroes argentinos: Super Hijitus, Patoruzú.
Grandes pensadores: Inodoro Pereyra, Mafalda, Diógenes, el linyera.

Para conocer la argentinidad desde dentro, podemos prestar atención a sus mitos y leyendas. Que como vimos, no son pura fantasía, sino que tienen una gran importancia.

El quirquincho
Había un quirquincho viejo en Jujuy, que tenía gran gusto por la música. Le gustaba pasar horas escuchando cantar a las ranas. Pero las ranas lo despreciaban porque el quirquincho no sabía cantar.
Un día pasó un hombre con una jaula de canarios. Las ranas se dijeron que en realidad, los canarios no son más que ranas con plumas. Pero el quirquincho las siguió. Y como el hombre caminaba muy rápido, no lo pudo alcanzar. Sí llegó a la casa de un hechicero.
El quirquincho le pidió al hechicero poder cantar como las ranas y los canarios. El hechicero le prometió que se lo iba a conceder a cambio de su vida. El quirquincho aceptó. El hechicero le dijo: - desde mañana vas a cantar mejor que los canarios y las ranas, pero esta noche me pagarás con tu vida.
El quirquincho aceptó, aún sabiendo que iba a cantar después de muerto.
Al día siguiente, el quirquincho apareció cantando, en manos del mago, convertido en charango. Las ranas se morían de envidia cuando lo vieron, pero no sabían que el quirquincho había entregado su vida por el arte.

La Telesita
Telésfora Castillo vivió en la región del Salado, en Santiago del Estero. Una versión cuenta que era una joven de poca inteligencia que mendigaba y que murió quemada al intentar calentarse junto al fogón.
Otra versión la presenta como una joven a la que sólo le gustaba bailar y que se sintió atraída por la música de una caja. Al pasar cerca del fuego, una chispa saltó y encendió su vestido.

Kakuy
Cuenta una de las leyendas que el dios Sol, disfrazado de joven apuesto enamoró a Urutaú, una hermosa doncella. Luego de seducirla, se va a instalarse en el firmamento. Desesperada en su dolor y abandono, Urutaú sube a un árbol muy alto para mirarlo siempre y para llorar su ausencia.

Atajacaminos
Otra ave es el atajacaminos. Es un ave nocturna y de canto monótono que sale a los caminantes a la tarde.

Se dice que a los que sacan los huevos de este animal, le sucede un adormecimiento cataléptico.

Programa IV - 24/11/11 EL LOGO DEL PROGRAMA

La explicación del logo del programa es algo que quedaba pendiente. Para quienes no lo conocen, son tres murciélagos. Desde ya aclaramos a todos los que nos mandan miles de mensajes preguntándonos si es una referencia a Batman, que no. No es Batman. Tampoco somos nosotros. Porque somos 4 y los murciélagos son tres.
Primero, hay que aclarar que quisimos representar a la filosofía. Muchas veces la filosofía es representada con una lechuza. Algunas facultades de filosofía toman como logo a la lechuza.
La lechuza aparece representada junto a la diosa Atenea, la diosa de la guerra y de la sabiduría. Representa la posibilidad de ver cuando el resto ve oscuro. Donde el resto no ve por ser oscuro, la lechuza va escudriñando, en busca de su presa. Pero la asociación entre la lechuza y la filosofía procede de Hegel, el filósofo idealista alemán que murió en 1831.

Pero en la antigüedad, Aristóteles no representaba a la filosofía con la lechuza, aunque algunas malas traducciones digan que él hablaba de “lechuza” y “ave nocturna”. El texto griego dice: murciélago. Dice:
“El estudio de la verdad es difícil y fácil al mismo tiempo. No es posible que alguien alcance toda la sabiduría ni que se equivoque totalmente. Pero su dificultad no está en las cosas, sino en nosotros mismos. Porque, ciertamente, del mismo modo en que se encuentran los ojos del murciélago ante la luz del día, así se encuentra el entendimiento de nuestra alma ante las cosas más evidentes de todas por naturaleza.”
La vista del filósofo se hace torpe hacia las cosas que para los demás son más evidentes, como las cosas ante la luz para el murciélago o como el prófugo que es liberado de la caverna en el mito de Platón. Pero el murciélago se puede mover con mayor soltura durante la noche, cuando el resto no ve nada.

Por eso la filosofía es un adentrarnos en un terreno oscuro, pero donde la razón empieza a escudriñar como la lechuza o el murciélago, que salen a buscar su presa a la tardecita, cuando oscurece.
Uno más. El filósofo argentino Arturo Roig, perteneciente a la filosofía de la liberación, decía que mejor representaba la calandria a la filosofía argentina y latinoamericana. Porque es como un canto del amanecer, del amanecer de la filosofía en estas tierras. Sin embargo, parece mejor el ave nocturna. Como dice Castellani, en filosofía se avanza en la oscuridad. Es una linterna que avanza en la noche. En este camino sólo se puede andar de noche. De día se trabaja.

Programa III - 17/11/11 LAS MUSAS

Una de las primeras cosas que se estudian en la filosofía antigua es lo que se conoce como paso del Mito al Logos. El paso de lo mítico a lo racional. Cuando las respuestas a las grandes preguntas dejan de ser respondidas con los mitos que se pierden en la historia y comienzan a responderse en forma racional. Normalmente se considera primer filósofo a Tales, que responde lo mismo que Hesíodo, de algún modo. Que el principio, que la causa única y primera de todas las cosas es el agua. Que en donde estaba lo húmedo había vida, y donde faltaba, había muerte. Ya lo planteaba la cosmogonía de Hesíodo, al poner entre los primeros dioses a Océano.
Desde allí, hay distintas relaciones y distintos momentos entre la filosofía y los mitos, la filosofía y las musas. A veces en una buena relación; a veces en forma opuesta.

Hesíodo
Hesíodo fue un campesino de mediados del siglo VIII a.C. Tenía un rebaño que apacentaba en el monte Helicón, donde se le manifiestan las musas.
La Teogonía de Hesíodo comienza con la inspiración de las musas. Las musas se van a dirigir a este pastor de Beocia y van a ser la garantía de la veracidad de lo que va a contar.
“Ellas precisamente enseñaron una vez a Hesíodo un bello canto mientras apacentaba sus ovejas al pie del divino Helicón. Este mensaje a mí en primer lugar me dirigieron las diosas, las Musas Olímpicas, hijas de Zeus portador de la égida:
«¡Pastores del campo, triste oprobio, vientres tan sólo! Sabemos decir muchas mentiras con apariencia de verdad; y sabemos, cuando queremos, proclamar la verdad!»
Así hablaron las hijas de Zeus. Me infundieron voz divina para celebrar el futuro y el pasado y me encargaron alabar con himnos la estirpe de los felices Sempiternos y cantarles siempre a ellas mismas al principio y al final.”

Parménides
Parménides nació en Elea en la segunda mitad del siglo VI a.C. En su filosofía trae una novedad con un principio racional: El ser es y el no-ser no es. Este principio le fue revelado por la diosa Dike.
A Parménides no son las musas quienes lo van a guiar, sino las ninfas:
“Los caballos que tiraban de mi carro me llevaron por el camino famoso de la divinidad que conduce al hombre sabio a través de todas las ciudades. Las ninfas guiaban mis pasos. Las hijas de Helios abandonaron la mansión de la noche para guiarme hacia la luz y apartaron con sus manos los velos que cubrían sus cabezas. Allí se encuentran las puertas que dan a los caminos de la noche y del día. La puerta está cerrada por fuertes hojas y Dike (diosa de la justicia), que castiga severamente las faltas, guarda los cerrojos de doble vuelta. Las ninfas se dirigieron a ella con palabras dulces y consiguieron que descorriera el cerrojo de la puerta. La diosa me recibió con benevolencia, tomó mi mano derecha con la suya y me habló en estos términos...”

Platón
Platón, el filósofo de Atenas del siglo V a.C., tiene una mala relación con las musas... Cuando organiza la ciudad en la República, lo poetas quedan fuera. La relación de Platón con los poetas exige un estudio más profundo. Pero a grandes rasgos, lo que el filósofo critica es la gran distancia con la verdad. Desde la perspectiva de la metafísica platónica que plantea que el mundo cotidiano es una copia, una apariencia de la realidad; que la realidad, que lo más real de lo que existe son las ideas que fundamentan las cosas que vemos, concluimos que lo que los sentidos nos muestran no es más que la copia de la realidad. Nuestros sentidos nos permiten conocer esta realidad aparente, que es una copia de la verdad.
El trabajo de los poetas es una imitación de lo que los sentidos nos muestran, por eso se encuentran a doble distancia de la verdad.
El mundo sensible es una copia de la verdad. La producción poética es una copia de la copia de la realidad.

Boecio
Anicio Manlio Severino Boecio nació en Roma alrededor del 480 d.C. Hacia el 524 fue acusado, arrestado y ajusticiado sin poder defenderse.
La consolación de la filosofía es la obra más famosa de Boecio y fue escrita en la cárcel. El libro comienza con el lamento del filósofo ante la triste fortuna que le toca. Las musas se encuentran a su alrededor consolándolo y lamentándose con él. En ese momento se aparece una mujer de aspecto venerable, con los ojos refulgentes y penetrantes hasta más allá de la acostumbrada capacidad de los hombres. La mujer aleja a las musas porque son sirenas de guardarropía que no pueden brindar ningún alivio a sus dolores, sino que le alimentan con sus dulces venenos. Boecio descubre que esta mujer es La Filosofía. Ella le dice: “¿Cómo podría olvidarte, discípulo mío, y no compartir contigo, participando en tus fatigas, la carga que te has visto obligado a echarte encima, debido al resentimiento suscitado por ser mi discípulo? Además, era inadmisible que Filosofía dejase sin compañía a un inocente, a lo largo de su doloroso camino.

Castellani
Leonardo Castellani nació en Reconquista en 1899 y falleció en 1981. Entre sus obras se encuentra camperas, un grupo de fábulas escritas con personajes y estilo criollo. En la primera de las fábulas, aparece la musa:
“Una buena mañana resulta que me determiné a escribir fábulas. Agarro y me bajo al jardín con Iriarte, Samaniego, La Fontaine y Esopo, entre otros.
Y estando en esas, dale que te dale a los libros, de repente se me aparece la musa de la Fábula.
-¡Ah! ¡Torpe, torpe! ¿Qué haces revolviendo papelotes? ¡Escribe simplemente lo que se te haya ocurrido!
-No se me ocurre nada -le dije.
-Entonces no escribas nada. ¿Quién te manda escribir? ¿Qué se pensaron ustedes, lo que escriben libros a la fuerza? Un libro no se debe hacer sino cuando uno ha concebido allá dentro un concepto vivo, que debe salir a la luz para bien del mundo.
-Yo, señora -le contesté humildemente- no es que no tenga algo que decir al mundo, sino que lo que tengo es medio pobre y buscaba con qué adornarlo.
-Más vale salir pobre, que no vestido de ajeno -dijo ella-. Yo tampoco llevo sedas,  sin embargo no voy a robar a mi hermana Melpómene.
Y me señaló su blusa de percal, y su pollera de merino, el pañuelo del cuello y el rebenque sin virolas.
-¡Pero eso es mentira! -exclamará algún lector adusto-. Ni hay Musa de la Fábula, ni las musas visten así, ni todo esto tiene pizca de verosimilitud...
-Es que esto es una fábula, la primera, mi amigo; que nos enseña que hoy día las musas se visten como quieren, o como pueden, y que para escribir un libro bueno, hay que olvidarse de todos los otros libros, después de haberlos leído todos.”


Mito de las Musas
Hesíodo nombra a las nueve musas en la Teogonía.
“Las nueve hijas del poderoso Zeus son: Clío, la que da fama; Euterpe, la muy encantadora; Talía, la festiva; Melpómene, la que canta; Terpsícore, la que ama el baile; Érato, la deliciosa; Polimnia, la de variados himnos; Urania, la celestial;  y Calíope, la de bella voz.

Mnémosine las alumbró en Pieria, como olvido de males y remedio de preocupaciones. Nueve noches se unió Zeus con ella. Y nacieron nueve jóvenes de iguales pensamientos, interesadas sólo por el canto y con el corazón exento de dolores.

Programa II - 10/11/11 LOS MITOS

Se puede definir el mito como “relato tradicional que refiere la actuación memorable y ejemplar de unos personajes extraordinarios en un tiempo prestigioso y lejano.”

Mito de Prometeo
Prometeo, hijo de Jápeto y Clímene (hija de Océano), hermano de Atlas, Menetio y Epimeteo.
“Cuando dioses y hombres mortales se separaron, Prometeo presentó un enorme buey como sacrificio a Zeus. Tratando de engañarlo, puso de un lado la piel, la carne y las vísceras mezclado con la grasa. Por otro lado, ofreció al rey de los dioses los huesos disimulados bajo la grasa. Desde ese momento, los hombres queman los huesos de los animales como sacrificio a los dioses.
Cuando Zeus descubrió el engaño, se enojó con Prometeo y con los hombres, y no les dio el fuego. Prometeo desafió otra vez al dios, robando el fuego y se lo regaló a los hombres.
Esta vez, Zeus encadenó a Prometeo y lanzó sobre él su águila, que le comía el hígado inmortal, que todas las noches volvía a crecer en la misma proporción en que comía el águila durante el día.
Prometeo fue liberado erróneamente por Heracles, que también mató al ave. Como Heracles era hijo de Zeus, Zeus calmó su cólera con Prometeo

Mito de Pandora
Luego del engaño de Prometeo y del robo del fuego, Zeus cambió el fuego con otro mal para los hombres: pidió a Hefesto que mezcle agua con tierra y modele una casta doncella, semejante a las diosas mortales. Atenea la adornó con un vestido blanco y un velo bordado por ella, y en su cabeza puso una diadema. Afrodita rodeó su cabeza de gracia, irresistible sensualidad y halagos cautivadores. Hermes le dio una mente cínica y un carácter soluble.
Hermes envió así a Pandora, que fue recibida por el torpe Epimeteo, que no tuvo en cuenta el consejo de Prometeo de no recibir nunca un regalo de Zeus.
La mujer quitó con sus manos la tapa de una jarra y los males se dispersaron y llenaron a los hombres de grandes inquietudes. Sólo permaneció dentro la esperanza.
Dolina interpreta que lo que se fugaron fueron los bienes hacia el cielo, y sólo permaneció la esperanza, que es un castigo más.
Hay una semejanza entre este mito y el relato del Génesis, que por culpa de Eva entran los sufrimientos a la humanidad.